De los muchos artículos que se han publicado este fin de semana sobre Pep Guardiola me quedo con el de Carlos Boyero en El País. Suelo estar de acuerdo con los criterios cinematográficos de este polémico crítico de cine y ahora también con los deportivos.
Era tan modélico que los miserables necesitaban desesperadamente encontrarle grietas, intentar degradarle, sembrar la sospecha de que tanta perfección solo podía obedecer a un disfraz de la impostura.
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